lunes, junio 14, 2021
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Hola amig@s lectores,
Hoy quiero compartir con ustedes un tema que al menos a mi me ha hecho pensar bastante a través de los años, y trata sobre estudiar cuáles serían la limitantes en potenciales dioses/deidades en cuanto a su alcance de poder y conocimiento con respecto a las leyes de la física como la conocemos. Así que arranquemos hoy (síganme la corriente, todo se conecta al final) haciendo un paréntesis para hablar del concepto de “medir algo”, como podría ser medir la velocidad de un objeto en movimiento. Y sobre ese tema empecemos diciendo que en nuestra vida cotidiana medir a qué velocidad va un automóvil aparenta ser algo trivial y a lo que no hay que darle mucho pensamiento. Sin embargo, la realidad dista mucho de nuestro instinto… Y es contraituitivo ya que medir la velocidad de algo curiosamente afecta su velocidad. Y para entender esto, imaginemos un ejemplo en donde estamos totalmente a ciegas, en el medio del espacio, y que queremos medir la velocidad de una nave espacial que nos pasará por el lado. Hay varias formas de medir la velocidad de la nave (con respecto a nosotros), una de ellas siendo el poner algún tipo de banderita o meta en dos lugares distintos, y medir el tiempo que transcurrió entre la nave tumbar la primera banderita y tumbar la segunda, lo que nos daría su velocidad. Otra forma podría ser dispararle a la nave ondas de algún tipo (digamos, un rayo láser) en varios puntos de su trayecto, y medir el rebote de esas ondas hasta nuestro detector (similar a como funcionan los radares de velocidad en las autopistas). Sin embargo, sin importar la forma que sea que tratemos de medir esa velocidad, lo esencial a entender es que la única forma de medir algo (y eso por extensión incluye el concepto de “ver” algo) es directamente interactuando con lo que se quiere medir, sea haciendo que el objeto choque contra algo, o que le disparemos algo que rebote desde este. Y cuando entendemos eso, entendemos también que al hacer chocar el objeto o al dispararle algo al objeto, que literalmente estamos variando (aunque sea ultra-minúsculamente) su velocidad y/o trayectoria, por lo que el simple hecho de tratar de medir su velocidad exacta implica que variaremos esa velocidad por un monto desconocido (en exactitud) para nosotros. O en otras palabras, es imposible saber el estado exacto de algo, ya que el mismísimo acto de medir altera el resultado. Y si entendieron eso, felicidades, porque lo crean o no esta es una de las grandes conclusiones de la física del Siglo 20 con respecto al campo de la Mecánica Cuántica y ustedes acaban de entenderlo sin necesidad de complejas ecuaciones matemáticas. Hagamos ahora otro paréntesis y hablemos ahora de qué tan rápido podemos enterarnos de sucesos que ocurren en nuestro alrededor (y una vez más, síganme la corriente)… Imaginen que tienen un reinado galáctico en nuestra galaxia La Vía Láctea, la cual a propósito mide de ancho unos cien mil años luz (es decir, que si disparamos un rayo láser en un extremo de la galaxia este tardaría 100,000 años en cruzar la galaxia de lado a lado, viajando a unos 300,000 kilómetros por segundo que es la velocidad de la luz), así que asumamos que riges tu imperio desde el centro de la galaxia. Eso significa que al estar en su mismo centro, que las noticias de lo que ocurre en los lados exteriores de la galaxia te llegaría en aproximadamente unos cincuenta mil años (asumiendo que te comunicas a la velocidad de la luz). Ahora imaginemos que alguien te dice que en un planeta lejano en el borde de la galaxia llamado Tierra acaban de surgir unas criaturas llamados “Humanos” y que estos acaban de inventar el fuego. Sin embargo, dado que esa información tarda unos 50,000 años en llegarte, de ahí a que envíes un emisario a investigar lo que sucede en la Tierra, y que éste llegue allá para ver la situación, pasarán 50,000 años más, y lo más probable es que cuando éste llegue a la Tierra se tope ahora no con seres humanos en taparrabos creando fuego, sino con una sociedad relativamente avanzada que ya ha visitado todos los planetas de su Sistema Solar y que ya domina tecnologías como el Internet, los rayos láser, energía nuclear, tecnología de comunicación interplanetaria, etc. Ese emisario te envía ahora esa información, pero sucede que tomará unos 50,000 años más para que esa información te llegue. Y como imaginarán, las noticias que te llegarán son muy diferentes a las noticias originales. Pero peor aún, dado que han pasado unos 50,000 años más, para cuando te llegue la noticia es posible que esos Humanos ya o ni existan, o tengan ya tiempo explorando otras estrellas cercanas, e incluso quizás ya no se vean como los humanos de carne y hueso del Siglo 21, sino que serán unas criaturas cibernéticas o virtuales en el siglo 521 (de las cuales no sabes nada de cómo son, ya que para saberlo tendrías que volver a viajar 50,000 años más para averiguarlo y 50,000 años más para regresar la información). En conclusión, ser un Emperador Galáctico debe ser un trabajo bastante frustrante, ya que para cuando te llega información hace rato que esa información es irrelevante y obsoleta para tomar decisiones, debido a las distancias. Y no solo eso, si desearías no solo saber información de tu galaxia, sino de otras lejanas para conquistarlas, tu trabajo se haría peor aún ya que existen miles de billones de otras galaxias sin explorar, y el tiempo de respuesta para obtener información sobre ellas se extendería al orden de incluso los miles de millones de años. Y si entendieron este tema pues felicidades nuevamente porque ya acaban de aprender un poco sobre la Relatividad de Einstein y sus efectos sobre los límites que la velocidad de la luz impone en la comunicación de información. Y regresando a nuestro artículo original, ¿qué tiene esto que ver con dioses? Pues no solo bastante, sino que todo. Sucede que según las creencias de la mayoría de religiones, existen dioses que no solo son omniscientes (es decir, que lo saben todo), sino que son omnipotentes (que lo pueden hacer todo), pero esta sencilla realidad que les acabo de describir aparenta ir totalmente en contra de la existencia de ese tipo de dioses (pero ojo, que les hablaré más adelante sobre cómo sí es posible tener dioses que lo saben todo y lo pueden hacer todo, por lo que no dejen de leer aun si esto afecta alguna creencia o sensibilidad o les suena ilógico). ¿Y por qué va esto en contra de las concepciones tradicionales de dioses? Pues por el simple hecho de que un Dios no podría jamás saber en qué estado está nada, ya que el solo hecho de tratar de “leer” el universo lo estaría cambiando. Y no solo eso, el hecho de que exista una inmensidad del cosmos con límites de velocidad de información, también nos dice que existen límites para que estos dioses puedan no solo enterarse de lo que ocurre en el Universo, sino mucho menos actuar sobre esas ocurrencias remotas. Ahora bien, unos dirán que “Dios está por encima de todo eso, y no podemos asumir que se rige por las mismas reglas que este universo”, lo que creo es un argumento que independientemente sea válido o no, merece estudio, y de eso es que vamos a hablar a continuación… Sin embargo antes de continuar creo prudente hacer mención que independientemente del “plano” en que podrían existir seres hipotéticos con super-poderes sobre la naturaleza de nuestro universo, que creo lógico asumir que tales seres tendrían que de todas formas regirse por ciertas reglas y patrones, y el hecho de que existan reglas (incluso si son reglas que no pudiésemos comprender o estudiar) implica que en sus mentes debe existir algún cambio de estado (como por ejemplo, para poder tomar decisiones), y en donde sea que exista un cambio de estado por simple lógica podemos deducir que debe existir una serie de pasos por la que sus estados mentales pasan, y el hecho de que existan pasos nos dice también que debe tomar algún tipo de tiempo para que esos pasos se propaguen en su mente, y que incluso si la velocidad de propagación de esos estados fuese infinitamente mayor que nuestro límite de la velocidad de la luz, lo cierto es que debe haber un límite, y si existe un límite entonces debe haber un límite también al conocimiento y la velocidad con la cual se puede actuar. Habiendo hecho esa observación, quiero dejarles saber que sí existe una posibilidad (habilitada por la tecnología) de tener un Dios que pueda saber todo lo que ocurre en un universo, y para eso recurro a un ejemplo que he utilizado antes en artículos, charlas y videos: El una-vez-popular juego de Los Sims de Electronic Arts. Los Sims es un juego en donde simulas a una familia, que ves en tu pantalla haciendo sus quehaceres habituales que van desde ir a trabajar hasta bailar, y desde ir a hacer sus necesidades fisiológicas hasta tener bebés y cuidar de ellos. Lo interesante de ese juego es que en realidad es una simulación (de ahí su nombre, “Los SIMulados”), y que ocurre dentro de un ordenador (sea una PC, tableta, celular, consola de video-juegos o una máquina en la nube de Internet) por lo que desde el punto de vista de nosotros los jugadores ese universo de Los Sims realmente no existe de forma tangible en nuestro mundo físico, sino que existe exclusivamente de forma virtual como una simulación. Ahora bien, asumamos que tenemos una versión super avanzada de Los Sims, tan avanzada que cada personaje dentro del juego tiene un nivel de Inteligencia Artificial tal que son conscientes de su existencia, y que ellos realmente creen que existe el universo en donde habitan, e incluso ellos jurarían que perciben ese universo en toda su gloria tridimensional (aunque nosotros fuera de la simulación sabemos que ese mundo no es más que incontables bits binarios de unos y ceros corriendo como señales eléctricas en un microprocesador, y que lo que ellos perciben como tridimensional es una ilusión). Entonces, para este escenario, nosotros podríamos considerarnos dioses, y los simulados serían los Humanos. Esos humanos incluso medirían la velocidad de la luz en su universo simulado e incluso harían teorías sobre su existencia y procedencia (y quizás, hasta escriban artículos como este que estás leyendo). En este escenario entonces, el programador que inventó el juego de Los Sims podría pasar por Dios y en cualquier momento pausar el juego y analizar todas y cada una de las variables de este para determinar en cualquier momento todo lo que ocurre en el juego (como por ejemplo, en donde estaban ubicados todos los personajes, lo que estaban haciendo, el color de sus casas, la velocidad de sus vehículos, etc). En esencia convirtiéndose en un ser omnisciente, que lo sabe todo. Similarmente este programador podría en cualquier momento matar un personaje, hacer que aparezcan o desaparezcan objetos, y en esencia hacer cosas que para las leyes de la física de ese mundo de Los Sims se catalogarían como verdaderos “milagros” ya que desafían las leyes matemáticas que ellos dedujeron, en esencia convirtiéndose el programador también en un ser omnipotente, que lo puede todo. Ahora bien, cualquiera que haya leído estos últimos párrafos diría “¡todo esto es clara lógica de que podrían existir dioses!”, pero no nos adelantemos aun… Aquí entran en juego un par de cosas. La primera es, que un juego como Los Sims es bastante sencillo, con unos cuantos personajes en la memoria de una máquina, pero cuando hablamos de un universo completo tendríamos que estar hablando no de 10 o 20 Sims, sino que de trillones de trillones de trillones de seres, sin ni siquiera hablar aún de los quintillones de sextillones de septillones de átomos y partículas subatómicas que componen un universo como el nuestro, por lo que si un ser quisiera “pausar el universo” para saber su estado exacto en ese punto del tiempo, le tomaría un tiempo increíblemente largo para saber toda esa información, y más aún, le tomaría un cerebro al menos del mismo tamaño que todos los átomos del universo simulado para poder almacenar toda esa información y procesarla, y sin mencionar espacio adicional para poder hacer optillones de decillones de zetallones de cálculos para saber qué hacer con toda esa información, y todo eso solo para saber el estado de un microsegundo pausado de la simulación, de los miles de millones de años de su existencia. O en otras palabras, hablamos de un ser cuyo tamaño y alcance nuestra imaginación realmente no podría empezar a entender. Y la pregunta es, ¿podría existir un ser así? La respuesta la dejo a juicio de ustedes. Ahora bien, el segundo tema para mi es aún más interesante ya que podemos llegar a una clara gran conclusión al respecto: Si realmente este Ser Supremo puede pausar y analizar nuestra simulación y de alguna forma poder saber todo lo que ocurre en nuestro universo, el simple hecho de que esta sea una simulación la hace necesariamente determinista (lógicamente debe serlo para poder ser analizada con 100% de precisión) y eso nos lleva a la obvia conclusión de que entonces todo ese universo es determinista al 100%, y por tanto todas sus leyes físicas también lo son, y por tanto todos los seres que habitan ese universo también actúan de forma determinista por obvia extensión. ¿Y qué significa eso? Esto significa que en un universo en donde exista una deidad superior que sea omnisciente, que por pura deducción lógica el universo que este comanda debe ser totalmente determinista, lo que automáticamente elimina el concepto del libre albedrío, ya que todo ser viviente estaría siguiendo en todo momento un patrón de reglas totalmente predeterminadas, y eso significa que incluso cuando matara a alguien o cuando comiera una manzana prohibida que ese ser no estaría actuando bajo su propio juicio sino que lo estaría haciendo de forma robótica, siguiendo una receta de pasos (producto de la programación de la misma deidad), aun sienta la sensación de que está tomando acciones por su cuenta. Esto entonces implicaría que en tal escenario, sería ridículo pensar que tal deidad que rige el universo pueda castigar a alguien por algo que esa persona hizo, ya que lo que hizo la persona nunca fue hecho por voluntad propia sino que siguiendo un patrón predeterminado necesario para que la deidad sepa lo que hizo. O en otras palabras, todo el bien y el mal del universo sería un producto directo de las reglas físicas con las cuales la deidad dote a ese universo. Los lectores más técnicos podrán decir entonces “quizás esa deidad introduce aleatoriedad en el universo”, pero al hacer eso la deidad automáticamente perdería su capacidad de predecir lo que va a ocurrir, que es otro de los poderes que vienen por defecto sobre un ser que supuestamente es omnisciente. Similarmente, uno podría también decir “pero quizás esta deidad trata los seres conscientes de su existencia de forma diferente a los demás elementos físicos del universo, y les introduce un ‘alma’ que actúa en un plano diferente al del universo en que existen esos humanos, para así permitirles libre albedrío”, pero aquí una vez más, tenemos evidencia de que este no puede ser el caso, como explico a continuación… Sucede que sabemos de miles de casos anuales en la literatura médica de personas que sufren averías en sus cerebros por causas de accidentes, y muchas de estas personas al sucederles estos accidentes cambian por completo su personalidad, o pierden ciertas habilidades cognitivas, o se modifican en formas impredecibles. Si realmente la mente humana habitara un plano fuera de lo físico, la personalidad de estas personas no pudiese haberse modificado en lo absoluto ya que un accidente de automóvil en este simple universo para nada deberían afectar al plano “superior” externo de nuestra existencia. O en otras palabras, el simple hecho de que estas personas sufran trastornos en sus mentes es evidencia clara y contundente de que no existe un alma fuera de nuestro mundo físico que rige sus vidas. Esto significa entonces que estamos ante una encrucijada bastante simple en su pronunciamiento pero bastante impactante en sus repercusiones, pues la encrucijada dice que tenemos que elegir entre en cual tipo de universo nos encontramos: 1. Si estamos bajo un universo controlado por una deidad eso nos dice que entonces no tenemos libre albedrío y que no importa lo que hagamos ya que todo lo que hagamos (desde amar hasta matar) ya está predeterminado. 2. Y por otro lado esta encrucijada nos dice que si estamos en un universo aleatorio y evolutivo que entonces nuestras acciones tienen peso y que somos responsables de nuestras vidas y que ninguna deidad puede tener conocimiento ni control de nuestras acciones. Y la gran pregunta de mi hacia ustedes es, ¿en cuál de estos universos creen que se encuentran? autor: josé elías |
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"[...] le puedo confesar al compañero José Elias que desde que leo su blog, he cambiado mi forma de pensar y de percibir la realidad con otra mentalidad distinta, aunque he descubierto que difiero con él en ciertos argumentos, sin embargo ha sido una persona muy influyente."
en camino a la singularidad...
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Tal vez el cerebro sea como un receptor (como un celular por ejemplo) que sí se avería no reproduce bien la señal o la reproduce distorsionada.