La bioingeniería se ha anotado un gran avance: científicos del Hospital General de Massachusetts, crearon riñones en laboratorios, crecidos a partir de las células del riñón de una rata, y luego implantaron (o trasplantaron) el riñón en otra rata.

Lograron hacerlo con todo un andamiaje regenerativo usando venas de un cordón umbilical humano para rellenar vasos sanguíneos, y usando células renales de una rata recién nacida, para así producir los demás tejidos que componen el riñón funcional.

El equipo de científicos y doctores dice que al colocar un riñón crecido al lado de un riñón artificial, sería difícil decir cuál es cual.

Sin embargo, aunque este riñón es capaz de hacer los procesos, son muy lentos y apenas producen un tercio del orine que produce el riñón normal de una rata, siendo el mayor reto el mejorar la ingeniería de los órganos crecidos para lograr que sean lo más funcional posible.

¿Cuál es la importancia de esto? Pues es la primera vez que un ser vivo recibe un trasplante de riñón crecido en laboratorio. Este hito representa la apertura de los análisis y experimentos que en menos de una década llevará a que la ciencia realice esta hazaña en un humano, pues hasta ahora, los sistemas de diálisis son la única forma de conservar con vida a una persona con problemas renales crónicos.

Las listas de espera para recibir órganos donados son exageradamente largas, las probabilidades de que un cuerpo rechace un riñón son altas, el costo de las diálisis es tremendo y ni hablar de lo que nadie habla abiertamente: tráfico de órganos, donde las grandes victimas son los niños.

Y aunque muchos se desesperen, el futuro pinta bien, pues hay tres posibilidades para dar solución a estos problemas: riñones impresos a partir de material biológico (como se hizo con la rata), riñones crecidos en laboratorios a partir de células madres, o riñones artificiales.

Pero son los riñones crecidos a partir de material biológico, los que apuntan a ser la mejor de todas las soluciones, por eso la importancia de que ya se estén comenzando a probar (al menos en ratas).

El equipo detrás de este avance tiene planeado hacer crecer riñones humanos y ya en agenda trasplantar estos riñones en cerdos, a fin de dar inicio a experimentos que permitan ver la factibilidad de estas técnicas en los humanos. Su meta es conseguir que un riñón humano crecido en laboratorio sea capaz de funcionar al menos en un 20%, ya que según las estadísticas, las personas comienzan a dialisarse cuando la capacidad del riñón cae a un 15%, por lo que un riñón aun funcionando al 20% les sería útil.

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autor: idrialis castillo