sábado, mayo 11, 2013
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NOTA: Este es un artículo invitado en eliax.com
![]() Las pruebas que se han estado haciendo con las láminas resultantes de estos experimentos han demostrado que pueden absorber tanta energía solar como para poder competir con los paneles solares actuales. Y si les preocupa el color, eso tampoco será problema, pues como si fuera poco este material también es capaz de cambiar de color. El reto de los científicos ahora es crear una pintura con esto, es decir, un material que se adhiera a las paredes tal cual lo hacen las pinturas tradicionales, y que ese revestimiento no se remueva ni se maltrate con todo aquello que podría afectar a una pared a la intemperie. Lo bueno es que los científicos que están desarrollando esto no se piensan quedar solo en “pinturas”, pues cuentan con Kostya Novoselov, el descubridor del Grafeno (ganó un premio Nóbel por esto), y pretenden que este material pueda brindar soluciones para recargas de energía solar a dispositivos como celulares, computadoras, y quién sabe, también automóviles. Con lo fuerte que el sol golpea mi casa, ¡ya muero por que hagan esta pintura! fuente autor: idrialis castillo |
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"Ese diálogo entre el racionalismo y el budismo en lo personal me suena a un cuento que leí cuando niño acerca de unos monjes ciegos que se acercaron a un elefante para saber cómo era.
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
en camino a la singularidad...
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Impresionante adelanto!