martes, mayo 7, 2013
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NOTA: Este es un artículo invitado en eliax.com
![]() Esto hace que las personas con una altura promedio vean el arte como se ve en la imagen, un niño sin expresión con un texto que dice "a veces el maltrato infantil sólo es visible para el niño que lo sufre". Pero para alguien de la altura de un niño de, digamos, unos 1.35 metros (o 53.1 pulgadas), el arte cambia y muestra al mismo niño con marcas de golpes y una expresión más triste, junto con un mensaje: "Si alguien te hace daño, llámanos y te ayudaremos" dando un número de teléfono donde le brindan facilidades para defenderse de casos de abuso. Esta promoción es parte de una campaña de La Fundación ANAR, de España. La técnica que usaron se llama impresión lenticular que como obvio, dependiendo el ángulo de donde lo veas se ve una imagen diferente (esta es la misma técnica que se utiliza en el Nintendo 3DS para ofrecer una visión diferente a cada ojo y proveer un efecto estereoscópico en los juegos). Esto a la vez de creativo da en el clavo. Hoy en día hay innumerables niños que son abusados y casi nadie lo nota, por lo que esto representa un forma creativa de captar la atención de estos. ¡Gracias a Magdiel Juma por el enlace en el grupo oficial de eliax en Facebook! Video a continuación (enlace YouTube)... autor: emmanuel bretón |
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"Ese diálogo entre el racionalismo y el budismo en lo personal me suena a un cuento que leí cuando niño acerca de unos monjes ciegos que se acercaron a un elefante para saber cómo era.
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
en camino a la singularidad...
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Interesante, la idea es que si el niño va caminando por la calle acompañado por su maltratador, este ultimo no sepa que el niño puede ver esa información "oculta" sin levantar sospechas del adulto. Muy ingenioso.