lunes, mayo 4, 2009
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En el 1969, el ingeniero aeronáutico Walter T. Davey de los EEUU descubrió que por cada hora que trabajaba, se le pagaban 2 centavos adicionales, el equivalente a una tercera parte de un 1% de su salario entonces.
Walter inmediatamente reportó esto a sus superiores, e incluso les ofreció la solución (un super sencillo cambio de unos cuantos caracteres en el código fuente del programa que maneja las nóminas). Sin embargo, nadie le hizo caso. Ahora lo sorprendente: El problema ha persistido por 40 años, hasta nuestros días, en donde actualmente a todo empleado federal se le sigue pagando la minúscula cifra en exceso, y se ha calculado que a la fecha este pequeño error de centavos le ha costado al gobierno estadounidense la asombrosa cifra de US$10,800 Millones de dólares. Mas asombroso aun, esa cifra no es ajustada a la inflación y otros factores, por lo que el monto es obviamente mucho mas. Y si quieren ver mas cosas curiosas, no dejen de visitar la sección de Curiosidades en eliax. Fuente de la noticia (noten que el artículo cubre 2 páginas) Previamente en eliax: De centavo a centavo, estafó con US$50,000 a eBay y Google (Mayo 2008) autor: josé elías |
3 comentarios |
Curiosidades |
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"Ese diálogo entre el racionalismo y el budismo en lo personal me suena a un cuento que leí cuando niño acerca de unos monjes ciegos que se acercaron a un elefante para saber cómo era.
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
Uno agarró las orejas y dijo que el elefante era como un abanico, otro agarró la cola y dijo que era una cuerda, otro agarró la trompa y dijo que era como una gran serpiente, otro agarró el lomo y dijo que era una pared.
Nunca terminaron de determinar como era el elefante porque cada uno se aferraba a su pedacito de verdad. Todos tenían razón y estaban equivocados a la vez.
Si es cierto que somos científicos, se supone que debemos aceptar el principio de que cualquier tesis es válida hasta que surja una nueva antítesis que la eche por tierra. Esto es verdad hasta con las filosofías, ¿o no?"
en camino a la singularidad...
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q no lo tomen como un despilfarro es un bono laboral no mencionado jaja